RESTITUCION Y DESPOJO
DE LA TIERRA EN COLOMBIA.
Por: Edwin Mauricio López García
En el país la tierra ha sido un elemento que juega un papel
determinante en el conflicto que vivimos. Sobre ella se ha generado toda una
pauta cultural de corrupción e ilegalidad que se puede detectar en rasgos de
nuestras costumbres como sociedad, ejemplo de ello son los funcionarios
públicos corruptos que en unión con grupos al margen de la ley como
paramilitares y guerrilla se han encargado de expulsar a millones de personas
de sus tierras para luego adjudicárselas sirviéndose de funcionarios que hacen
un uso indebido de sus funciones públicas. No en vano se estima que alrededor
de 4 millones de personas han sufrido desplazamiento forzado convirtiendo a
esta nación en el país con el mayor número de desplazados en todo el mundo.
Nuestras pautas de comportamiento como sociedad son disimiles
pues nuestras costumbres no guardan relación en muchos de los casos con las
normas de comportamiento que hemos establecido. Se puede observar que en Colombia, un país conservador que se precia
de una tradición católica cuyos normas se basan en valores como la honradez, la
honestidad y el trabajo; sus costumbres van por un camino diferente y el pan de
cada día es el beneficio propio, con un agravante en algunos casos, donde todo
se vale para conseguir lo que se quiere así sea empleando la fuerza y la
violencia. Estas costumbres abarcan todos nuestros estratos sociales desde los
funcionarios públicos de más alto rango hasta la persona del común, y nada
mejor para ejemplificarlo que estas dos frases muy populares que reflejan
nuestras costumbres en este sentido: “El vivo vive del bobo”, “A papaya
partida, papaya….”.
Aludiendo a William Ospina en su escrito Donde está la franja
amarilla cuando nos habla que el país siempre ha pospuesto desarrollar una
identidad nacional y no le garantiza las condiciones básicas de supervivencia a
sus habitantes, y a su vez tomando el concepto visto que la cultura crea y
satisface necesidades en las sociedades, es fácil determinar que unos grupos de
nuestra sociedad tienen un apremio por adquirir riqueza para satisfacer un
ideal de vida basado en el consumismo occidental. Estos grupos se amparan y se
escudan en un mensaje de lucha armada para disfrazar su intención que no es
otra que suplir sus necesidades a costo de los demás integrantes de la sociedad haciendo uso si es el caso de
la violencia, de la opresión y de la negación de derechos. En ellos podemos
observar una visión etnocéntrica del mundo.
Para tratar de reparar la violación de derechos humanos a la
que se ha visto sometida una gran cantidad de personas de nuestro país el
gobierno nacional en junio de 2011 creó la ley de víctimas y restitución de
tierras. Esta ley se convierte en la norma para aquellas personas desplazadas
de sus tierras que les permita acceder a una reparación de sus derechos. En la
ley se consigna el derecho de restitución de sus bienes y la garantía de no
repetición de los actos que vulneraron su condición humana. Para satisfacer
esta necesidad creada por la misma sociedad nuestra nación hace uso de
instituciones creadas para tal fin, en este caso son las unidades de
restitución de tierras donde los jueces atienden las denuncias hechas por las
víctimas del despojo de tierras.
Esta ley ya se encuentra en funcionamiento y tendrá vigencia
por los siguientes 10 años, y aunque ya hay voces que la critican y denuncian
casos en los que las personas a las que les fueron restituidos sus derechos han
sido revictimizadas, casos en los que no se ha reparado correctamente las víctimas
y donde la oposición afirma que la meta de la restitución fijada por el
gobierno nacional no se va a cumplir, esperamos que como nación que se
construye a través de un proceso incluyente con todos sus
habitantes llegue el día en que nuestras pautas de comportamiento sean
equivalentes, que nuestras normas se reflejen verdaderamente en nuestras
costumbres. En conclusión que como sociedad lo que debemos hacer sea igual a lo
que decimos y lo que decimos sea igual a lo que hacemos.
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